viernes, 19 de agosto de 2011

Derecho de pernada: Por Mario Vargas Llosa

De muchacho, en los años cincuenta, muchas veces oí en Piura y en Lima a mis compañeros de barrio y de colegio jactarse de haberse desvirgado con las sirvientas de su casa. No lo decían de manera tan científica, sino utilizando una expresión que sintetizaba todo el racismo, el machismo y la brutalidad de una clase social que en aquella época se exhibían todavía sin el menor embarazo en el Perú: “Tirarse a la chola”. Entonces, los niños bien no hacían el amor con sus enamoradas, que debían llegar vírgenes al matrimonio, y para sus ardores sexuales solían elegir entre la prostituta y la criada. Ni qué decir que muchos padres alentaban sobre todo la última opción, temerosos de que la primera  acarreara a sus vástagos una purgación.
El derecho de pernada es antiquísimo y los señores feudales de la Edad Media europea lo legaron a los gamonales y patronos sudamericanos, cuyos estupros y violaciones a las campesinas han sido documentados hasta la saciedad por la novela indigenista. Pero se equivocan quienes piensan que estos atropellos sexuales de los fuertes y poderosos caballeros contra las mujeres pobres y desvalidas han quedado confinados en el mundo del subdesarrollo. La truculenta odisea que vive Dominique Strauss-Khan parecería demostrar que incluso en la civilizada Francia hay señores que, desafiando los tiempos que vivimos, se empeñan en perpetuar aquella siniestra tradición.
Tradición que, dicho sea de paso, nunca se perdió del todo en el país de Proust y Molière. El gran Victor Hugo la practicó asiduamente en sus años otoñales, por ejemplo, y dejó testimonio de ello en un delicioso diario secreto que el erudito Henri Guillemin consiguió descifrar. ¿Es un atenuante, en su caso, que el autor de Los Miserables no violentaba a las sirvientas,  sino estableciera con ellas un pacto contractual y mercantil? Si aquella se dejaba ver sólo los pechos recibía un puñado de  centavos. Si se desnudaba por completo y el poeta no podía tocarla, medio franco. Si estaba autorizado  a acariciarla, un franco. Si el servicio era completo, franco y medio y a veces ¡hasta dos francos! El ilustre vate era muy cuidadoso con los gastos y llevaba una contabilidad maniática, gracias a lo cual hemos podido conocer esas debilidades de su vejez. Para disimularlas, las anotó en su diario en un español desfigurado (Verbigracia: “Visto mucho, cogido todo. Osculum”).
Si la acusación a la que debe hacer frente ante el Tribunal Supremo del Estado de Nueva York la confirman los jueces, Dominique Strauss-Khan –ex ministro de Economía de Francia, ex Director-Gerente del Fondo Monetario Internacional y, hasta el episodio del Hotel Sofitel, candidato favorito del Partido Socialista para representar a éste en la próxima elección presidencial– practicaba aquel derecho de pernada a la vieja usanza: añadido de golpes y maltratos a su víctima. Los médicos que examinaron a la camarera guineana que denunció al político francés de haberla obligado a practicar sexo oral con él detectaron que tenía desgarrado un ligamento del hombro, hematomas en la vagina y las medias rotas. La Policía, por su parte, ha comprobado la existencia, tanto en la pared como en la alfombra de la habitación, del semen que la camarera dice haber escupido, asqueada, luego de que el presunto victimario eyaculó. Estos son los hechos objetivos y la justicia deberá determinar si aquel sexo oral fue forzado, como dice la camarera, o consensuado, según asegura Strauss-Khan.
Como se ha comprobado que la camarera mintió a la Policía sobre su ingreso a los Estados Unidos –es una inmigrante ilegal– y que tuvo una conversación, en un dialecto guineano, con un hombre detenido por tráfico de drogas, ante el que se habría jactado de querer sacar dinero a su presunto violador aprovechando lo ocurrido, se dice que la acusación se tambalea y que el propio fiscal de Nueva York estaría pensando en encarpetar todo el asunto. Esto ha hecho que, en Francia, donde me encuentro ahora y donde, según una encuesta, un 50% de la opinión pública socialista todavía quisiera que Strauss-Khan sea su candidato presidencial, aparezcan muchos artículos y declaraciones de amigos y camaradas del ex ministro, quienes, encabezados por Bernard-Henri Lévy, atacan con ferocidad a la justicia estadounidense por haber mostrado a la prensa a un Strauss-Khan esposado y humillado, en vez de respetar su privacidad y su condición de mero acusado, no de culpable. Leyendo lo que escriben, parecería que el ex ministro es una especie de mártir y mereciera ser desagraviado.
A mí, en cambio, el personaje me parece repelente y tiendo a creer que lo que la camarera guineana dice de él es verdad. Me seguiría pareciendo repelente incluso si fuera cierto que el sexo oral con que se gratificó aquella mañana neoyorquina fue consensuado, pues, aun si lo hubiera requerido de buenas maneras y pagado por ello, habría cometido un acto cobarde, prepotente y asqueroso con una pobre mujer infinitamente más débil y vulnerable que él, la que se habría sometido a esa pantomima por necesidad o por miedo, de ningún modo seducida por la apostura o la inteligencia del personaje al que encontró desnudo en la habitación que iba a arreglar. “Tirarse a una sirvienta”, por las buenas o por las malas, es un acto innoble y vil, sobre todo cuando el que lo perpetra es un señor de horca y cuchilla, que es lo que era, hasta entonces, el casi intocable Strauss-Khan.
Yo no sé por qué las mentiras de la camarera atenuarían la falta de su presunto violador. Lo que se va a juzgar es si fue o no violada, no si es buena, sincera y desprendida. Si lo determinante para que la acusación prevaleciera no fueran los datos objetivos sino la personalidad y el carácter, el señor Strauss-Khan no quedaría bien parado. Sus antecedentes indican claramente que le gustaron siempre mucho las mujeres y que no tenía el menor empacho en demostrárselo, usando eso que los brasileños llaman la mao boba en las recepciones, ascensores y pasillos, como han hecho público los paparazzi de media Europa. Poco tiempo después de asumir la dirección del Fondo Monetario Internacional se vio envuelto en un lío de faldas, por haberse echado una amante entre sus subordinadas.
Y ahora mismo acaba de abrirse en París otro proceso contra él en el que la periodista y escritora Tristane Banon lo acusa de haber intentado violarla, en el año 2003, cuando fue a entrevistarlo para un libro. Ella fue citada en una especie de garçonnière, un departamento provisto sólo de una cama y unos sillones, y, según la joven,  tuvo que defenderse a patadas y rasguños de su entrevistado, que le rompió el sostén y el calzón mientras luchaban en el suelo. Tristane quiso entonces denunciar el intento de violación, pero su madre le impidió hacerlo, con el argumento de que aquello haría daño al Partido Socialista, en el que ella también militaba. La señora ha confirmado este hecho.
Así pues, si hay indicios negativos en lo que concierne al carácter y la personalidad de la camarera guineana del Hotel Sofitel, las credenciales morales del huésped están lejos de ser prístinas. Todo indica que ese señor superinteligente, ultrapoderoso y millonario estaba acostumbrado a permitirse ciertos excesos en el convencimiento de que a alguien como él esas debilidades le están permitidas, igual que el derecho de pernada a los señores feudales. Lo terrible es que parecería que buen número de sus compatriotas están de acuerdo con él. La indignación contra la Policía y la justicia de Estados Unidos por haber tratado a ese hombre tan importante y prestigioso como a un raterillo capturado in fraganti es casi unánime.
Yo no acabo de entender tanta indignación. El jefe de la Policía neoyorquina ha explicado que los presuntos culpables reciben el mismo tratamiento, se trate de pobres diablos o de banqueros: son llevados esposados al tribunal y expuestos a la prensa. También son presentados a la prensa cuando son declarados inocentes por la justicia, ya sin esposas. No ha habido encarnizamiento alguno contra Strauss-Khan. Pero, eso sí, no tuvo un tratamiento preferencial, debido a su ilustre investidura en el mundo financiero. Mucho me temo, por las cosas que leo estos días en París, que en su propio país hubiera recibido ese tratamiento preferencial, y, probablemente, jamás hubiera sido juzgado. Eso sí, la camarera guineana habría sido expulsada del país por ilegal, por falsaria y por practicar la prostitución.

La Portada polémica del New York Times

La portada de hoy del diario New York Times ha generado polémica. Mientras la mayoría de los medios se ha enfocado al acuerdo sobre la deuda en Estados Unidos, este diario publicó en primera plana la fotografía de un menor de Somalia desnudo y desnutrido que estaba en un hospital local.
The Huffington Post recogió las declaraciones del director de NYT, Bill Keller, quien aseguró que la foto fue elegida “con más o menos consenso en la sala de editores”. Según explicó, se seleccionó esa imagen de decenas de fotos muy similares.
La historia sobre la deuda tiene cuatro páginas. Sin embargo, aclaró que “no hay razón para eclipsar una catástrofe humana en África. Nuestros lectores pueden seguir más de una historia importante”.
También contó que los periodistas llegaron muy lejos para conocer la calamidad que se vive en Somalia. “Nos enviaron una desgarradora historia y las fotos… Pusimos esa historia sobre la atención de nuestros lectores (la crisis). Ese es nuestro trabajo”, concluyó

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¡No soy puta… soy periodista!!!

Agitando un carnet, la guapa Karen Lotter gritaba “¡No soy puta, soy periodista!”. El problema es que aquel cartoncito era lo único que llevaba puesto. Y su compañero de cama en el burdel también sacó un carnet y vociferó “¡No soy cliente, soy policía!”.

¿Qué historia tan extraña es ésta? Es de las buenas, de aquellas que los colegas deben conocer para contemplar hasta qué extremo pueden llegar algunos buenos periodistas de investigación.
En 1991 nuestra colega Karen, del “Weekly Mail” de Johannesburgo, decidió culminar un reportaje sobre abusos policiales a prostitutas haciéndose pasar por una de ellas. Era la mejor manera, pensó, de atrapar con las manos en la masa a esos malos detectives.
Se puso de acuerdo con el operador de las “señoritas de compañía” y se instaló en el hotel en que aquellas trabajaban, a esperar a que llegara la policía.
El proxeneta, que estaba contento con la idea de vengarse de los policías, se enteró de aquella noche habría redada y se lo advirtió a Karen, quien se preparó para culminar su reportaje.
Llegaron los cliente, se hicieron los tratos y Karen marchó a una habitación con un caballero que, para su infinita sorpresa ¡era un policía miembro de “Brigada contra el Vicio”!!
Los policías que sorprendieron a la pareja acusaron formalmente a la todavía presunta periodista de ejercer la prostitución clandestina. Pero ella ya tenía el material que necesitaba y apenas liberada bajo fianza publicó en su revista un apabullante informe sobre los métodos policiales, abusos y extorsión a las prostitutas.
La venganza policial no se hizo esperar y los fiscales insistieron en que Karen Lotter mentía, que era prostituta profesional y que aquello del carnet y el reportaje eran solo coartadas para encubrir su verdadero oficio.
Por supuesto el caso llegó a los periódicos y al gremio y durante días el juicio acaparó la atención pública porque, entre otras cosas, se debatía si era válido que una periodista pusiera trampas de tal envergadura para conseguir la noticia-denuncia que buscaba.
El Tribunal sudafricano falló en abril del 92 a favor de Karen Lotter y la absolvió del cargo de prostitución clandestina porque, dijo en la sentencia, “merecía el beneficio de la duda”.
Nuestra guapa, emprendedora y valerosa colega tenía entonces 31 años y hoy sigue siendo una respetada e importante profesional con éxitos en su trabajo de Investigación (les recomiendo buscarla vía Google). Pero sin duda aquella faena del burdel pasará a la historia del periodismo temerario y de sacrificio extremo por lograr una buena noticia

jueves, 18 de agosto de 2011

Presentación del libro "Eloy Alfaro escritos políticos"

Un acto cultural e historico fue lo que se desarrolló la tarde y noche de este miércoles en Ciudad Alfaro en Montecristi. El historiador Jorge Núñez Sánchez presentó su libro "Eloy Alfaro escritos políticos".
Al acto sistieron los estudiantes de la Universidad San Gregorio de Portoviejo y autoridades como la gobernadora de Manabí Susana Dueñas.
Los asistentes comentaron que el acto duró cerca de tres horas, pues las intervenciones de los expocitores "fue un poco larga".
Nuñez en su intervención dijo que el libro habla de la vida de eloy Afaro, del alfarismo y de la Revolución Liberal.
Al fina, los asistentes pudieron despejar sus dudas.
Además obsequiaron libros a los presentes.




sábado, 13 de agosto de 2011

Creencias sobre la muerte...!!!


Hernán Lozano tiene una experiencia única. Antes de que falleciera su suegra, él hizo un promesa: Cargar su ataúd hasta el cementerio. Era la primera vez que iba a cargar un muerto. Lozano no creía en lo que la gente decía “que los muertos se ponen pesados”.
Cuenta que cuando sacaron a la señora de la casa donde la estaban velando, el ataúd estaba pesado.
“La verdad que mi suegra pesaba demasiado y ella no era una persona gorda, era normal, pero pesaba mucho”, relata.
Recuerda que a medida que iban caminando el peso fue disminuyendo. “Cuando estábamos llegando al cementerio, parecería que alguien se subió encima del ataúd, porque de un segundo a otro se volvió pesado”, expresa.
Y es que según las personas que han cargado muertos, afirman lo que vivió Lozano.
Según la espiritísta Sarita, esto no es solamente una creencia, pues dice que cuando una persona muere, se convierte en materia, pero el espítiru queda en la tierra y hasta en la misma casa donde vivió en vida.
“Los muertos se ponen pesados porque el espíritu quiere volver a ingresar al cuerpo y no puede, él lucha por quedarse pero ya es imposible”, asegura Sarita, quien además argumenta que esto suele suceder cuando aún no es la hora de morir de una persona, como por ejemplo cuando fallecen en un accidente de tránsito.
Según Sarita, el hecho de que a las personas se las entierran sin botones y sin cierres, es solo una creencia, pues en otros paises, a los difuntos los sepultan con todo, hasta con alajas.
Sin embargo, para el párroco de la Iglesia La Merced, José Saltos Briones, todo lo antes dicho es solo costumbre y creencias de nuestra gente.
El sacerdote basa su criterio en que si se pone en una balanza a una persona muerta antes de salir de su casa y si se la vuelve a pesar antes de ingresar al cementerio, el peso va hacer igual.
Saltos dijo que todo es mental.
Cuenta que cuando tenía 12 años, su madre se fue a una velación y él se fue e comprar un prensado.
Cuando estaba por llegar donde su madre, escuchó que ella estaba por bajar unas escaleras de palo y caña. Entonces decidió hacerle una broma.
“Yo esperé que mi mamá bajara de la escalera y apenas puso un pie en el escalón, le cogí el pie. Ella se regresó y juró que el muerto la tocó, pero la entiendo que haya pensado eso, pues mis manos estaban frías”, explica.
Saltos comenta que después le confesó la verdad a su madre.
Algunas personas, como José Medranda, dice que después de muerto, el cabello y las uñas siguen creciendo.
Sarita confirma esto. Asegura que un familiar de ella, cuando murió tenía el pelo corto, y después de varios años abrieron la tumba y se dieron cuenta que el cabello y las uñas habían crecido.
“La verdad que es algo que no puedo explicar”, señala.
Otras de las creencias de nuestra gente es que cuando en la casa huele a rosa de muerto o a vela, de seguro una persona fallece.
Algunos dicen que eso es verídico, otros creen que todo lo domina la mente.
Otra de las creencias que se escucha y quizás la más popular, es cuando los perros empiezan a aúllar, es de seguro que alguien se va a morir. Asimismo, se cree lo mismo, cuando una lechuza se posa en un árbol de la casa donde va a ver duelo.
Detrás de esto hay una explicación. La espiritista señala que los perros, al igual que las lechuzas, son animales que pueden ver y predecir lo que va a suceder.
En el caso de los perros, ellos ven a la muerte que ronda por la casa, y como no pueden hablar, aúllan. A veces también se los ve cabando en la puerta de la casa.
En cambió la lechuza puede ver lo que va a suceder, por eso tiene los ojos grandes, para ver el futuro y sus comportamiento son parte de la naturaleza y del don que tienen.
El olor a vela o rosa de muerto, se da porque las personas recogen sus pasos. Cuando una persona está por morir, se acuerda desde el día en que nació, hasta el momento de su muerte.
A veces cambia hasta su comportamiento, pues se ponen pensativos, raros y hasta mudos.
Otra de las creencias que contaban nuestros abuelos, es que después de la velación no se puede barrer o botar la basura de la casa del duelo, mientras dure las nueve noches, porque si se lo hace de “seguro que se va otro”.
Pero ¿Cuál es el significado de las 9 noches?. ¿Porque no se debe barrer la casa?.
Para el sacerdote, eso solamente es una creencia sin fundamento, pero claro, la respeta porque es parte de nuestra cultura. Para Saltos, el significado de las nueve noches es algo que las personas han hecho como hábito. “Creo que ha de ser algo parecido a las novenas que hace la iglesia”, explica.
Pero un criterio diferente tiene Sarita. Ella explica que el número nueve es el número de Dios; es el dígito perfecto.
“Por ejemplo, si usted multiplica 9x3= 27, y si suma esos dos múmeros el resultado es nueve, asimismo si multiplica 9x9= 81, y si los suma dará nueve y así puede multiplicar el nueve con cualquier número y el resultado siempre será el mismo número, por eso es el dígito perfecto”, explica la espiritista.
En el “bajo mundo”, entre sicarios y asesinos, la creencia es que si el muerto cae al piso boca abajo, el asesino no puede huir, da vueltas en el mismo sector o tarde o temprano lo detienen. Para poder huir, el muerto tiene que estar boca arriba.
Además se dice que cuando se está velando a una persona y empieza a sangrar, es porque el asesino está cerca.
Para la iglesia católica, el duelo y el color negro es simplemente tristeza, pues eso es el significado de esos colores. Además, la iglesia católica no establece ninguna doctrina sobre estas creencias.
Otra de las creencias es que cuando una persona muere ahogada y no se las encuentra, se pone una vela en un matiancho y se la deja correr “río abajo” y donde la vela se para y se apaga, es porque ahí está el muerto.
Son creencias de nuestro pueblo. Algunos atribuyen esto a la imaginación y el miedo, Por ejemplo, Carlos Macías recuerda que en cierta ocación estaba en la casa de un tío que recién había muerto.
Un familiar le pide que fuera a ver una sábana en la parte alta de la casa.
Carlos subió, pero como era de noche no veía nada y buscaba donde prender la luz.
“Ya le iba a preguntar a mi mamá donde se rendía la luz cuando de repente la lámpara se encendió, yo corrí como no tienes idea, hasta me caí de las escaleras. No podía ni hablar del susto. Mi familia me preguntaba que me pasaba. Me dieron un vaso de agua, hasta lloré, y cuando les comenté que la luz se había encendido sola se empezaron a reir, pues la lámpara era automática y se encendia cuando detectaba movimiento”, relata.


Para el pastor de la iglesia evangélica Jorge Lopera Campos, todas estas cosas son solo creencias de nuestra gente.
“El cuerpo solo es un estuche. La bliblia dice que de polvo eres y en polvo de convertiras. El espítiru sdale del cuerpo y regresa a Dios y el alma va a un lugar de espera llamada el Ades (conocido como el purgatorio)”, explica.
Lopera señala que cundo una persona cree haber visto un muerto, es en realidad espíritus de demonios que toman la imagen de una persona para atormentar y hacer daño, pues asegura que el “muerto, muerto está”.
“Eso de que los muertos pesan, de que los perros aúllan, del olor a rosa de muerto ya vela, son pura creencias de nustros antepasados”, dice Lopera.
El pastor dijo además que las 9 noches no tienen ningun significado. “Eso es solamente sirve para darlñe de comer a la gente”, sentencia.
Creencias o no, mitos o verdades, lo cierto es que cada persona tiene su creencia y que algunos le temen más a los muertos que a los vivos.

lunes, 8 de agosto de 2011

¿Por qué a los muertos los sepultan sin botones?

Cuando una persona muere, aparte del dolor que causa la muerte, los familiares se aseguran que sus seres queridos vaya “guapos” al otro mundo.

Por eso le ponen sus mejores trajes, sus mejores vestidos, los maquillan, los peinan, pero lo que nunca se le deja a los muertos son los botones de las camisas o de la leva, el cierre del pantalón o del vestido y los zapatos.
Se han preguntado: ¿Porqué se los entierra sin esos accesorios?.
¿Qué hay detrás de esta tradición?.

creencias
Las personas aseguran que si se les deja todo lo ante dicho, el muerto “se lleva a otro”, algunos dicen que es malo pero no saben el porqué.
Para José Suarez, trabajador de la funeraria Divino Niño, esto es solo creencias.
Nosotros cuando vestimos y maquillamos a un muerto le ponemos todo, zapatos y botones, pero cuando se lo entregamos al familiar, ellos le sacan porque dicen que el muerto se lleva a otro”, expresó Suarez.
Es algo parecido a lo que dice la gente que cuando una persona muere con los ojos abiertos es porque va haber otro muerto”, indicó.
En el caso de Suarez, señala que depende de cada religión, pues asegura que los Mormones tienen otra manera de sepultar a sus muertos.

no es doctrina de la iglesia católica
Para la iglesia católica esto es solo creencias de nuestra gente.
El parroco de la iglesía La Merced, José Saltos Briones, asegura que el quitarle los botones y los zapatos a una persona muerta es parte de la cultura manabita y ecuatoriana.
Creo que la personas lo hacen tomando en cuenta la frase que dice que sin nada vinistes al mundo y sin nada te has de ir, pero dentro de la iglesia católica, no hay ninguna doctrina que indique que hay que sepultarlos de tal manera”, señaló el sacerdote.

"los santos olios".
El Padre, dijo además, que las personas tienen un mal concepto sobre la Santa Unsión, anteriormente llamada Los Santos Olios, pues aegura que en nuestra cultura solo lo hacen cuando una persona está a punto de morir.
La santa Unsión es un sacramento en donde se pide a Dios la sanación del cuerpo y del alma, pero no justamente se la hace cuando una persona se va a morir.
Todos podemos recibir la unsión, pues la iglesia dice que recibirán la Unsión quienes están en peligro de muerte por enfermedad y por edad”, señaló Saltos.

otras creencias
de muertos.
Algunas personas, que han cargado muertos en los sepelios, aseguran que el muerto se vuelve pesado.
Además dicen que no se debe botar la basura o barrer en la casa del duelo.
¿Que significa el duelo?.
¿Las personas crecen cuando se mueren?.
¿Los muertos regresan a este mudo?.
¿Porqué a los niños se los sepulta con los ojos abiertos?. ¿Qué dice la iglesia evangélica al respecto?
Esta historia continuará...

viernes, 5 de agosto de 2011

"Lagrimitas" en su alma y en su cara

Kelvin Mendoza Casierra tiene ocho lágrimas tatuadas en sus mejillas.
Cuatro de cada lado. Una por cada tragedia que le ha tocado vivir. Sobre su frente hay dos venas tatuadas: representan el sufrimiento, coraje e impotencia.
Cinco muertes, la violación de su hermana y la separación de sus padres le llevaron a marcar su rostro para siempre.
En una de las bancas del parque Mamey recuerda fragmentos de su vida. Acababa de cumplir los ocho años y el mundo era un eterno juego de niños. Kelvin junto a cinco amigos hizo la promesa de convertirse en cantantes de rap y tatuarse la cara apenas cumplieran los 15.




Rafael, Cristhian, Raúl y Jorge eran amigos de barrio y de escuela. Con Kelvin juraron hacer historia y ganar fama y fortuna con su música. Contrario a lo que esperaban sus padres, no soñaban
con ser doctores ni abogados.
Recuerda que los cinco eran inseparables, jugaban y salian juntos. Hasta construyeron una casa en un árbol en la cancha Lagul de la ciudadela Eudoro Bermeo, cerca del paseo Shopping en Portoviejo.
El sueño de ser cantante era grande, tan fuerte que Rafael nunca les dijo a sus amigos que tenía cáncer por temor a ser rechazado. La mañana de un martes de marzo del 2003, el padre de Rafael realizó varios exámenes a su hijo, pero el resultado fue fatal. El pequeño tenía cáncer al estómago y la enfermedad estaba en su etapa terminal. Dos días después Rafael falleció.
El grupo se estaba desintegrando, pero la promesa seguía más viva que nunca.
La muerte de uno de sus mejores amigos golpeó el corazón de Kelvin porque no le gusta que sus padres le llamen la atención.
Acababa de cumplir los ocho años.
Un año después, febrero del 2004, justo el día de su cumpleaños, Raúl murió. Él había nacido con Sida y sus padres no lo detectaron a tiempo. Kelvin nunca lo supo hasta el día de su sepelio.
Por entonces Kelvin cumplía los 11 años, pero sus inquietudes estaban muy lejos de ser las de un chico de su edad. Un año después Kelvin probó por primera vez el sabor de la marihuana y empezó a robar.
Mientras tanto, el padre de Cristhian decidió llevarlo hasta Guayaquil, cambiarlo de
escuela para que se relacione con nuevos amigos. Ahora sólo estaban Jorge y Kelvin.
Ambos continuaban firmes en su promesa: tatuarse la cara y ser tan grandes como Eminem, llenar estadios, escuchar a miles de voces coreando sus canciones una y otra vez, visitar países y que la gente lo reconozca tanto como para pedirle autógrafos y fotografiarse junto a ellos. Sin embargo, el
destino le tenía preparado otra historia.
Era octubre del 2006. Kelvin se encontraba parado en una esquina del paseo Shopping de Portoviejo. Un auto gris se estacionó cerca de él y en la ventana trasera estaba Cristhian. Había regresado a la ciudad. La emoción fue inmensa, el adolescente salió del carro, pero otro vehículo le impidió observar que un camión viajaba a gran velocidad y justo en el momento de darle el abrazo asu amigo, el camión lo atropelló.
Murió de contado. Esta escena aún se aloja en la mente de Kelvin. Sus ojos se tornan brillosos cuando lo recuerda.




El grupo que al inicio había hecho la promesa se desintegró. Cumplió los 12 años y las ganas por estudiar en el colegio Olmedo habían desaparecido.
A esa edad los problemas de sus padres Mauro y Gioconda afectaban el estado de ánimo del mayor de sus tres hijos.
Ingresó al mundo del vandalismo, conoció a un colombiano que le enseñó el oficio de "traficar". Le tocaba moverse en distintos sectores de Portoviejo, los consumidores lo identificaban y le compraban "mugas", pequeñas porciones de marihuana. Creyó que había conseguido todo, dinero,
respeto y fama, pero se equivocó. Se olvidó de la promesa y de las ganas de hacer música.
Su madre asegura que su hijo es un "loco". Pero lo ama como toda madre asu hijo. "Yo respondo por mi hijo de la puerta de mi casa hacia dentro", dice.
El 4 de Julio del 2006, es un día que ninguno de los integrantes de esa familia quiere recordar. Los ojos de Gioconda se tornan brillosos.
Dialogamos:
- ¿Qué pasó en esa fecha?
- Ese día mi hija fue violada, respondió.
El silencio llegó ala sala de la vivienda hecha de bloques en la ciudadela Comercio, vía a Manta.
Eran las 14hoo horas y la pequeña de ocho años le pidió permiso a la mamá para ir a la casa de su tío. "Lo quería mucho", susurra.
-Yo la estaba llamando y la mujer del tío me dijo que estaba jugando. Me quedé dormida y cuando desperté encontré a mi hija en el baño, con la ropa sucia de sangre.
Por un momento la mirada de Kelvin se pierde en el tiempo.
-¿En qué piensas? -le pregunté.
-Eso no se va aquedar así -contestó.
-Tranquilo mijo que arriba hay un Dios y él se encargará de hacer justicia -aconsejó su madre.
-Él no va hacer nada, replicó Kelvin.
El mundo del hampa poco apoco se apoderaba del joven que soñaba ser un cantante.
Cambió los micrófonos por un revólver, las letras de las canciones por los paquetes de droga.
"He contado cosas que mis padres no saben y que se van a enterar cuando se publique este reportaje", dice.
"Mi madre es tan bacana que un día estaba en la casa, ella en la cocina y yo en la mesa enrollando una marihuana, ella me vio y no me dijo nada", recuerda.
Llegaron sus 15 años. Aesa edad decidió ser un joven diferente. Ayudar a los demás era su objetivo, pero la vida le daría un nuevo golpe; la separación de sus padres.
Asegura que se fue a vivir con la abuela y hasta llegó a dormir en la calle. En abril, un mes después de su cumpleaños, decidió cumplir su promesa, tatuarse la cara.
Fueron ocho lágrimas las que se tatuó. Por sus cuatro amigos muertos, por su abuelita que falleció, por la violación de su hermana, por la separación de sus padres y por no poder alcanzar su sueño: ser un cantante de rap
Frente al espejo, miró su rostro y decidió tatuarse, además de las lágrimas y las venas, su seudónimo: "Lagrimitas".




Gioconda dice que la gente lo juzga sin conocerlo. Al ver que tiene tatuada la cara las personas le huyen. Tienen miedo porque piensan que es un ladrón. En noviembre del año pasado, "Lagrimitas"
estaba en una casucha cerca de la gasolinera Coactur con tres amigos. Estaban fumando marihuana y llegó la Policía. Todos fueron llevados hasta la Policía Judicial. Minutos después su madre se acercó para conocer qué estaba pasando. "Míralo a ese, todo tatuado.. Por Dios que donde yo lo veo por la calle a ese "Lagrimitas " soy capaz hasta de pegarle un tiro. De seguro la mamá tiene que ser una prostituta y el padre un fumón o ladrón", dijo uno de los uniformados que había detenido a Kelvin.
A un costado del Policía estaba Gioconda, escuchando como el gendarme se refería a su hijo.
- ¿Qué piensa usted de ese chico señor Policía? -le pregunta.
- Ese tiene que ser un marihuanero, no ve cómo tiene tatuada la cara -le contesta el Policía.
- Para su información ese marihuanero y fumón como usted lo llama es mi hijo y no sé la clase de Policía que es, que discrimina a una persona por su apariencia -le refuta la madre.
- Disculpe señora...
- ¿Perdón, cómo me dijo... señora? Para usted soy una prostituta que no sabe cuidar a su hijo, interrumpe Gioconda. La discusión no pasó a mayores y Kelvin regresó a su casa.
En una de las bancas del parque Mamey, "Lagrimitas" despierta miedo en quienes lo miran. Los pasos van, las voces vienen, pero a él le es indiferente lo que digan o dejen de decir. ¿Borrarse las lágrimas algún día? Jamás. Son su sello, su cédula de identidad, el pasaporte hacia la fama, porque sueña con que en el día menos pensado su música esté por encima de Eminen y todos coreen su nombre en cada rincón del planeta: ¡Lagrimitas!




martes, 2 de agosto de 2011

El fútbol y el Municipio de Portoviejo

Hablar del Municipio de Portoviejo es como hablar de una final de Copa Libertadores, o una final de un campeonato barrial. Porque cada vez que hay sesión, el salón de la ciudad hace de "Tribuna de estadio" y los concejales y alcalde son los jugadores.
La "barra" grita y anima cada vez que su jugador o jugadora favorito "ataca" a su oponente.
Otros gritan de desepción cuando el "arquero", en este caso el alcalde, quiere organizar y poner orden a su "defensa". En fin, estar en una sesión de coorporación del Municipio de Portoviejo es como estar en el estadio, pero lo que más espera la "afición", son los "pitos" que se forman al final, todos están a la expectativa de quien lo insulta a quien, de la reacción que pueda tener el otro, etc, etc, etc...
El Minucipio, al igual que un equipo de fútbol, no tiene un técnico qu elo dirija, le hace falta un líder dentro de la cancha, pero un líder que ponga órden respeto y que juegue por la camiseta, que se "saque la madre" por Portoviejo.
Ya es hora de ponerse a trabajar y empezar a ganar los partidos, y dejarse de disputar el poder interno, recuerden que el tiempo se les agota y si no se ponen las pilas pueden perder la categoría y eso si el pueblo de Portoviejo no se los perdonará.
Será la historia y el tiempo quien los condene. HE DICHO.